iPad (2019), análisis: el ordenador para la mayoría

Cuando navegamos por las historias de ciencia-ficción, imaginamos un futuro donde las máquinas están por todas partes. No hablo sólo de ubicaciones físicas, también de esas conexiones mentales que se dan cuando la naturalidad gana a los casos de uso y es la tecnología la que nos lo facilita. Dicho de otra forma, la computación ubicua del que tanto tiempo se ha hablado, ahora está más próxima que nunca.

Hablamos de llevar listas de la compra en un reloj inteligente. De pagar sin dinero ni tarjetas físicas a golpe de móvil, de tomar apuntes sin papel ni lápiz. Estos últimos años nos estamos saltando todas las normas que hemos conocido desde la infancia y estamos aprendiendo a hacer ciertas tareas mejor – al disponer, por fin, de herramientas que antes veíamos en películas.

Esta normalización de la tecnología no se puede conseguir de un día para otro: innovar también consiste en hacer cotidiano lo aparentemente alejado de nuestra vida, como llevar una pantalla en el bolsillo o escribir sobre ella. Hacerlo no es sencillo: no se trata sólo de lanzar un producto a un precio escandalosamente barato como para que pueda tener el hardware necesario para ser útil. Causará frustración en el consumidor al no serle útil y no volverá a él jamás. Tampoco un producto repleto de características o funcionalidades que nunca usarán para quienes sólo buscan adentrarse en el cambio. Quieren algo fácil, accesible, potente y útil. Y si me permitís, os diré que muchos de ellos esperaban este iPad.

Un lienzo mayor

El diseño de este modelo os sonará porque en apariencia, es prácticamente el mismo que tenía el iPad Pro de segunda generación (la anterior a la actual). Respecto al iPad del año pasado, contamos con unos bordes laterales más delgados y ganamos en el mismo tamaño físico una pantalla más grande – pasamos de 9,7” a 10,2”, con un cómo peso en mano de 493 gramos (10 gramos menos si no necesitamos el modelo con conexión celular).

Los cambios de la pantalla con respecto a la generación anterior no son muchos más aparte del mayor tamaño: la mejora que más se echa de menos es que aún no contamos con True Tone (que sí que lleva el nuevo iPad mini presentado este año) y que hubiera sido buena idea incluir también en este modelo.

La pantalla en todo caso sigue teniendo muy buena calidad para el uso diario, lectura de información digital o incluso juegos 3D: no es la pantalla del Pro, pero tampoco le hace falta dado el caso de uso de este modelo. Sigue siendo un panel con una calidad y visibilidad excelente.

Aprovechando este mayor tamaño de pantalla seguimos contando con el soporte para el Apple Pencil 1, con exactamente la misma latencia y capacidad de respuesta. El uso del Pencil contra la pantalla sigue siendo precisa, suave y rápida, con la misma sensación de seguir escribiendo (o dibujando) en un lienzo. Apps como Procreate o incluso el propio Notas de Apple, muy mejorado en el nuevo iPadOS, ofrecen oportunidades fantásticas de interacción con el lápiz digital.

Como curiosidad, he podido utilizar incluso Citrix para acceder a una máquina virtualizada en un servidor de la nube y el Pencil hacía las veces de un excelente ratón por su precisión en la interfaz de la máquina remota que no estaba preparada para la interacción con una interfaz táctil al uso.

Misma potencia, más posibilidades

La fantástica ilustración de la foto ha sido creada por Sergio Sempere. ¡Gracias Sergio!

Apple decide mantener el procesador A10 Fusion que sigue siendo perfectamente competente para los juegos exigentes de la App Store o Apple Arcade, así como aplicaciones de retoque fotográfico como Lightroom o el mencionado Procreate. La compañía quizás evaluó incluir un chip A11 Bionic pero lo descartó por el cambio en la arquitectura en términos de consumo energético que probablemente hubieran encarecido el dispositivo en general. Eso sí Apple, al menos una actualización al A10X Fusion del anterior iPad Pro no hubiera sido mala idea para mejorar algunos enteros la aceleración gráfica.

En términos del día a día, y después de probarlo durante varios días como iPad principal, el chip A10 Fusion sigue siendo muy solvente en los usos más habituales: navegación, virtualización, sonido, juegos (sí, incluído Fortnite que se mueve sin problemas), aplicaciones de ofimática como Excel o PowerPoint… La multitarea funciona ligera y cómoda en iPadOS, y seguimos teniendo posibilidades fantásticas si tenemos un Mac cerca con macOS Catalina:

La nueva característica de Catalina, Sidecar, convierte cualquier iPad reciente (incluido este) en un monitor secundario al que se conecta instantáneamente por Wi-Fi o por cable, con posibilidades como añadir una TouchBar virtual o una barra con teclas de modificación.

Lo que ofrece iPadOS no se detiene aquí: compatibilidad con dispositivos USB que ahora se montan en la app Archivos, widgets en la pantalla de iconos, una nueva generación de Safari con características de Escritorio (nunca más versiones reducidas de webs en nuestro iPad)…

A todo se le añade otra de las novedades de este nuevo iPad: la inclusión de un Smart Connector para poder utilizar un Smart Keyboard como el que se puede adquirir para el iPad Air. Este teclado no necesita cargarse ni sincronizarse de ninguna forma con el dispositivo, y aunque es algo más caro que casi cualquiera de algunas terceras marcas, aporta también ligereza, comodidad y protección para la pantalla, junto a la posibilidad de ser convertido en peana. Si combinamos el Apple Pencil como elemento de precisión, el Smart Keyboard y Sidecar de macOS Catalina, contaremos con una herramienta de creación que puede utilizarse como ordenador para herramientas en el día a día o como complemento perfecto a este.

Un ordenador para la mayoría

La llegada de este nuevo iPad debe entenderse como una puesta al día de la puerta de entrada a la evolución de la informática personal. No hay más que ver la proliferación de iPads en facultades y centros de estudio para entender que este tipo de dispositivos se utiliza de forma más cómoda y útil para ciertas tareas y casos de uso. No caeremos en el error de decir que es un cambio que puede aplicar para todos a la hora de sustituir el portátil tradicional, pero es cierto que es un gran ordenador para la mayoría.

Por mayoría me refiero a cualquier que ocupe el 90% de su tiempo en apps y servicios que puedan utilizarse en este iPad: ilustradores, periodistas, músicos, administrativos o simplemente alguien que necesite un dispositivo para trabajar con suites ofimáticas en aeropuertos, navegar desde el sofá, controlar HomeKit desde cualquier lugar del mundo o ver el nuevo servicio Apple TV+ (que por cierto, este nuevo iPad lleva 1 año gratis de suscripción para que lo disfrutéis), por ejemplo.

Dentro de la gama iPad, queda como el modelo más accesible en cuanto a precio pero con enormes posibilidades como ordenador principal contando con las ventajas que tenemos hoy en día con iPadOS. Es también el regalo perfecto para aquellos que necesitan disfrutar de la tecnología pero no tienen por qué entenderla a fondo. Todo funcionará olvidándonos de virus y demás problemas, además de tener controles parentales específicos o gestión “en familia” de las apps o suscripciones. Evidentemente, si utilizáis un ordenador con un software específico de control de brazos robot para Windows que no está disponible para iPad, este dispositivo no será para vosotros: hay que evaluar cada caso de uso ya que este nuevo iPad por su generalidad, no es el más apropiado para casos complicados de usos concretos con requerimientos especiales.

Quizás la mejor característica que define este nuevo modelo es el gran equilibrio entre lo que cuesta y lo que contiene: potente, con enormes posibilidades (este año más que nunca) y que permite el acceso completo a todo el ecosistema de la marca, de forma segura y cómoda. Un acceso al mundo digital sin complicaciones, que es al final, lo que consigue que veamos estos iPad cada vez en más sitios, cafeterías, hoteles o sofás. Como si fuera ciencia-ficción.