09 Feb Instagram, la app que nació de un vaso de whisky
Las vueltas que da la vida. Kevin Systrom y Mike Krieger provenían de caminos diferentes, que posteriormente confluirían en un proyecto común que -por fortuna- no vio la luz. El primero se había bregado en Google como jefe de producto en varias de las referencias de la casa, y se dispuso a la aventura del emprendimiento. Con la colaboración de Krieger, Systrom creó una herramienta de check-ins con un elevado componente de gamificación, que fue bautizada como Burbn, y que posteriormente fue desechada por ambos al considerarla muy compleja para el usuario.
Sin embargo y con el gusanillo de crear de algo nuevo y de éxito, ambos emprendedores no desecharon todos los mimbres de Burbn y entendieron que al final el usuario común quería algo sin complicaciones, con un elevado componente de geolocalización, pero que fuera muy intuitivo. Es así como de alguna manera, desecharon el grueso de las funciones de Burbn y se quedaron con una: las fotografías. Aquel día había nacido Instagram, una de las patas que se salvó de la pira del proyecto inicial.
Del whisky al iPhone
No había una idea clara de negocio en mente, de hecho, no había una idea de negocio. Lo que impulsó a Systrom y Krieger a desarrollar un producto fue únicamente la satisfacción de hacerlo, y como quiera que surgieron así las cosas, en esta historia todo resulta atípico. Para empezar, el nombre: como hemos explicado, Instagram fue inicialmente bautizado como Burbn, pero… ¿De dónde proviene esta última marca? En realidad de uno de los vicios confesados de Kevin Systrom, a saber, el whisky.
El californiano es un devoto de los whiskys de Kentucky y decidió bautizar su aventura como Burbn, que como habrás podido deducir, es un acrónimo de burbon, con lo cual, una de las aplicaciones más célebres del iPhone, debe su nombre de alguna manera al whisky, como explica The Atlantic. Y no sabemos si fue fortuna o desgracia, pero en la reconfiguración del producto decidieron dejarse la marca original por el camino, y la denominación definitiva sería el Instagram que bien conoces.
Éxito instantáneo
Instagram fue lanzada oficialmente en octubre de 2010, en exclusiva en la App Store, y dos meses más tarde ya acumuló un millón de usuarios registrados y transcurrido el año de aventura, este innovador proyecto que había hecho de la sencillez su bandera, pulverizó la marca de los diez millones de usuarios. Lo más divertido del asunto es que Instagram, al igual que otros proyectos semejantes que vieron la luz y registraron gran éxito (YouTube, Twitter…), no contaba con un modelo de negocio, es decir, que ninguno de los dos fundadores tenían claro que hacer con aquella golosina. Y no estaban equivocados en su ignorancia.
Habían transcurrido poco menos de dos años, y otra rutilante estrella de Silicon Valley siguió con atención la evolución de este proyecto: Mark Zuckerberg. En abril de 2012 Facebook extendió la chequera y se hizo con Instagram y sus doce empleados por mil millones de dólares, un auténtico pelotazo que convirtió en multimillonarios a sus creadores. Eso es un modelo de negocio y tremendamente rentable, además. Por resumir la historia en una línea: crean un proyecto con nombre de whisky, descartan el grueso de sus funciones y crean un segundo que es vendido en tiempo récord por cifras millonarias.
El resto de la historia ya la conoces bien: la aplicación ha ido creciendo de forma paulatina hasta nuestros días en número de usuarios (y ampliando las plataformas), pero siendo siempre fieles al core de su funcionalidad. De hecho, Instagram sigue siendo prácticamente la misma aplicación que en su día vio la luz y que muchos corrimos a registrarnos con indiferencia. La última etapa de este fenomenal proyecto es el soporte multi cuenta, algo muy demandado por los usuarios y que facilitará las cosas a los que además de la cuenta personal, quieran llevar la de su empresa.
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