19 Mar Instagram triunfa como herramienta para ligar
Instagram es la red social que más crece en España y ya se sitúa como la cuarta más utilizada por detrás de Facebook, WhatsApp y YouTube. Su éxito se concentra entre las capas más jóvenes de la sociedad: el 61% de los instagramers tiene entre 18 y 34 años. Frente a sus competidores en España, es la red social más joven con una edad media de 35,5 años frente a los 38,1 de WhatsApp, los 39,2 de Facebook y los 37,2 de Twitter. Solo Spotify tiene una media de edad más baja, con 33,8 años.
Por otro lado, si seguimos analizando la radiografía de esta plataforma para compartir fotos y vídeos, vemos que hay más mujeres (58%) que hombres (42%) y que su consumo se produce mayoritariamente a través del teléfono móvil. De hecho, algunas de sus características, como los mensajes privados, no se pueden utilizar a través de la web (por ahora). Es decir, solo el que tiene el teléfono en su poder puede interactuar con el resto de usuarios asegurándose de que entabla conversaciones privadas.
En un estudio realizado a 202 usuarios de Instagram, se concluyó que la actitud hacia la aplicación y la intención para utilizarla dependen del sexo y de la edad, pero que los usuarios la emplean principalmente para cotillear, almacenar recuerdos y dejarlos visibles, interactuar con los demás y darse a conocer.
Es este último aspecto, el de darse a conocer, el que convierte a Instagram en una carta de presentación de tu mejor yo a través de tus mejores fotografías. Lejos de lo que ocurre en otras redes como LinkedIn o Twitter, donde ese afán por mostrarse a los demás tiene fines laborales, en Instagram el interés adquiere un carácter más personal y tiene como objetivo conocer a otras personas.
Los usuarios recurren a Instagram para conseguir compañeros, para ganar popularidad, para combatir la soledad y por la necesidad de pertenecer a un grupo que genere atracción sexual. Una investigación sugiere que las fotos neutrales de chicas en las que ni siquiera salen ellas son las que atraen a los hombres solitarios.
De esta manera, nos encontramos con varios aspectos que crean el caldo de cultivo perfecto para que nos encontremos con una aplicación idónea para ligar:
Es la red social más joven.
Los mensajes directos privados solo se ven en el teléfono y es posible enviar fotografías que solo se pueden visualizar una o dos veces y que se autodestruyen.
Si das me gusta a chicos o a chicas, el algoritmo de Instagram te sugiere más fotografías de ese sexo por el que tienes interés. El algoritmo no solo tiene fines sexuales, si te gustan paisajes o temáticas específicas también te los sugiere.
Las fotografías que suben los jóvenes representan el postureo máximo rozando un exceso de narcisismo.
Es precisamente el narcisismo la palabra más recurrente cuando se repasan las investigaciones que analizan Instagram. Por ejemplo, algunos autores hacen referencia al psicoanálisis de Freud para concluir que muchos de los usuarios de esta plataforma se exhiben no solo para ligar, sino también para alimentar su amor propio: es decir, proliferan los narcisistas digitales que muestran «lo mejor de sus vidas» o de sus cuerpos a través de fotografías o vídeos como publicaciones o stories (imágenes que caducan a las 24 horas).
Así se liga en Instagram
Los referentes de los jóvenes ya no son extraídos de los medios tradicionales: los influencers se han convertido en el modelo que aspiran a conseguir y las fotos que las celebridades suben a Instagram marcan el estándar internacional de la belleza social. Como consecuencia de la imitación, se ha producido una autocosificación de las mujeres jóvenes que publican en esta app.
En un estudio, se analizó el comportamiento de 57 adolescentes entre 15 y 18 años y estos reconocieron que las redes sociales aportan información previa de las personas para decidir si son interesantes o no como potenciales parejas. En resumen, para averiguar si alguien les gusta o no, más allá del físico.
Se han creado, incluso, normas de cortejo que no están escritas, pero que los usuarios de Instagram adquieren con el día a día. En este juego del romance 2.0, el modus operandi del ligoteo pasa por el patrón de marcar con un me gusta las fotografías del pasado para demostrar a la otra persona que hay un interés por su vida, sus imágenes y, en definitiva, por conocerla. Si hay reciprocidad, el siguiente paso es iniciar una conversación por privado.
Aunque no es una red social creada para ligar, sus algoritmos incitan a hacerlo: el propio usuario aprovecha esa posibilidad cuando empieza a dar me gusta a perfiles que le generan interés. Los jóvenes son conscientes de ello hasta el punto de reconocer que este potencial uso puede suscitar celos en su pareja actual. Sin embargo, tienen una solución para evitar las sospechas: compartir las contraseñas con su compañero o compañera sentimental.
Ya es fácil encontrar en revistas y páginas web algunos manuales para aprender a ligar por Instagram. La cantante Rosalía lo tiene claro y normaliza el uso de esta plataforma como herramienta de cortejo cuando en su canción Brillo interpela al chico que le gusta: «He subío 15 stories, ¿no lo ves?».
Este artículo ha sido escrito por Jorge Gallardo-Camacho (Codirector del Grado Internacional de Comunicación. Profesor e investigador, Universidad Camilo José Cela).
Este artículo fue originalmente publicado en The Conversation.
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