18 Dic Las apps que sacan de la cárcel a los conductores borrachos en México
“El Torito” es el terror de quienes conducen alcoholizados en la capital de México.
Así se conoce al centro de detención donde quienes superan el límite de 0,40 mg/l de alcohol en sangre, permitido son enviados por un lapso que oscila entre las 20 horas y las 36.
Se espera que en la época navideña hasta 5.000 personas pasen por las instalaciones del Centro de Sanciones Administrativas e Integración Social, tal su nombre oficial, ubicado en el oeste de Ciudad de México.
Para evitar “El Torito”, o reducir la cantidad de horas del reclusorio, jóvenes abogados y estudiantes de derecho lanzaron en los últimos meses aplicaciones para teléfonos inteligentes donde se ofrece un servicio jurídico para quienes son detenidos.
“Certeza jurídica”
Se llaman Toreado y Alcoholíbrate, ambas disponibles para los sistemas operativos iOS y Android, y fueron lanzadas hace tres y dos meses, respectivamente.
“El programa no está mal, yo estoy a favor, ha reducido muchísimos accidentes, sin embargo, la aplicación es una manera de darle más protección a la gente para no caer en manos de policías corruptos, y de los coyotes, que tengan certeza jurídica”, le dice a BBC Mundo, Arturo Mansilla, presidente de Toreado, quien a los 21 años se encuentra a mitad de la carrera de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Mansilla defiende el Programa Conduce Sin Alcohol, lanzado en 2003 como una de las políticas del gobierno de la ciudad para atacar un problema que pone en riesgo a miles de personas cada día.
Según cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en la capital se movilizan cada semana unos 200.000 conductores bajo influencia del alcohol.
El encargado de Toreado explica que cuando alguien es detenido por conducir en estado de ebriedad puede desde su celular mientras va en una patrulla, al brindar sus datos personales y previo pago mediante tarjeta de crédito de 2.500 pesos (US$146), solicitar un amparo.
Esto luego de que la Ley de Amparo promulgada dos años atrás permite, según su artículo 3º, la presentación de amparos ante la justicia de “escritos en forma electrónica”.
El amparo procede, explica, por considerar que con la detención tras no superar la prueba de alcoholemia se viola el artículo 14 y el 16 de la Constitución, que establecen que nadie puede ser privado de la libertad “sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos” y que “nadie puede ser molestado (…) sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente”.
“Una herramienta”
De esta forma, mientras el conductor es llevado al “Torito”, se presenta un recurso para evitar que ingrese al centro de detención.
Es un servicio que tradicionalmente han prestado los “coyotes”, abogados que esperan en la entrada al reclusorio para ofrecer el trámite por una tarifa que puede oscilar entre los 1.000 y los 5.000 pesos.
“Viene a solucionar trámites burocráticos o trámites que los llamados coyotes te pueden ofrecer a altas horas de la noche poniendo en riesgo tu integridad, tu patrimonio, no todos tienen efectivo a esas horas, no es conveniente que estés yendo a cajeros a esas horas”, apunta Diego Razo, uno de los tres creadores de Alcoholíbrate.
“Nada más es otorgarle una herramienta al usuario para que en ese momento no sea privado de libertad, lo cual es completamente legal y constitucional, no es un tema de evadir, no se evade la medida de conducir sin alcohol, en ningún sentido reduce la efectividad del programa”, añade este abogado de 25 años.
Una vez un cliente hace la solicitud, los encargados de estas aplicaciones tramitan el amparo ante un juzgado de distrito en materia administrativa.
Allí un juez dicta un auto de suspensión del acto reclamado que en la práctica deja, por el momento, sin efecto a la medida de privación de libertad.
Los responsables aseguran que transcurren en promedio un par de horas entre la solicitud y la aceptación del amparo por lo que algunos clientes efectivamente terminan pasando al menos un rato detenidos.
Al “Torito” no se llega sólo por conducir en estado de ebriedad.
También caen allí quienes toman bebidas alcohólicas en la vía pública, aquellos que por impidan o estorben de cualquier forma el uso de la vía pública, la libertad de tránsito o de acción de las personas, entre otras causas.
Más controles
Pero por el momento el servicio de estas aplicaciones se limita a quienes infringen la normativa de conducir bajo los efectos del alcohol.
Aunque un juez dicte la suspensión provisional, luego debería determinarse si se otorga una suspensión definitiva y la persona puede evitar retornar al “Torito” a cumplir su sanción.
Es algo que muchos logran hacer.
En los últimos cinco años el porcentaje de personas que presentan un amparo tras no superar la prueba de alcoholemia se elevó del 41% al 62%, según el periódico El Universal.
De acuerdo a ese diario, en los últimos cinco años el 45% (12.100 de 26.573) de las órdenes de presentación tras esa suspensión temporal no fueron aplicadas porque las personas no se presentaron a cumplir con el arresto y las autoridades no hicieron el reclamo.
Más de 172.000 personas que en los últimos 12 años superaron el límite permitido de alcohol para conducir pasaron por el “El Torito”, que cuenta con una capacidad para albergar a 124 personas en dos áreas separadas para mujeres (52) y hombres (72).
En esta época de fiestas, conocida en México como “Maratón Guadalupe-Reyes”, que se extiende desde el día de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre al 6 de diciembre, los controles, que suelen realizarse en las noches de jueves a sábado, han aumentado.
Más controles y más oportunidades para quienes ofrecen a los conductores evitar llegar al “Torito”.
“No apoyamos de ninguna manera que la gente maneje en estado de ebriedad”, remata Mansilla, “preferiríamos que no nos cayera ningún amparo”.
(http://www.bbc.com/)