Todos ganamos si la Unión Europea “rompe” Android, incluso Google

Todos ganamos si la Unión Europea “rompe” Android, incluso Google

Fabricantes y usuarios saldrían beneficiados si se cancelan judicialmente las medidas más draconianas entre Google y los fabricantes. Incluso Google a largo plazo.

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Tras varios años de investigación, llegaron los cargos. La Unión Europea iniciaba hace días una investigación formal sobre las prácticas de Google con su sistema operativo en relación a las cláusulas que hacía firmar a sus socios fabricantes y distribuidores.

En principio, el caso más agravante es no permitir a un fabricante jugar en el mercado con varias versiones de Android a la vez. Si quieren poder incluir los servicios y aplicaciones de Google. Por ejemplo, Samsung vende en China sus terminales sin estos servicios, pero en México sí los ofrece por ser mercados distintos. Lo que no puede Samsung —u otro fabricante— es vender en España teléfonos con los servicios de Google y sin ellos. Esto, según la Comisaria Margrethe Vestager, limitaría el poder de elección de los consumidores finales a través de una limitación artificial a los fabricantes.

Además se realizan otras limitaciones más comprensibles —por suaves y fáciles de cambiar— como establecer a Google como motor de búsqueda predefinido, presentar las aplicaciones de Google en una posición concreta, así como la famosa barra de búsqueda que se aloja en la parte superior de la pantalla principal.

La clave son las limitaciones a los fabricantes que se trasladan al consumidor final

Pero el principal problema yace en la elección del consumidor. Enumeremos los casos en los que un usuario se ve afectado:

Cuando un usuario compra un terminal con GMS, no compra aplicaciones de Android, compra aplicaciones adaptadas a GMS. Si un día migra a un terminal sin estos servicios, la aplicación dejará de funcionar parcial o totalmente.
La retirada de muchas API de Android hacia los GMS durante los últimos años ha conseguido dificultar el trabajo de desarrolladores y distribuidores de aplicaciones. Debido al tamaño de la Google Play, muchas tiendas online rivales nacen “muertas”.
Elementos clave como el cliente de navegación web o el de email, dirigen a los usuarios hacia los servicios de Google. Cuando Android estaba creciendo, esta limitación no existía, lo que dio confianza a fabricantes, que ahora se ven limitados.
La solución final, pasa por algo que llevamos abogando desde hace tiempo.

La retirada de APIs de GMS y su devolución al estado anterior, hacia Android como sistema operativo. Desligándola de Google.
La creación de nuevas API genéricas de compra de aplicaciones que conecten directamente al usuario con las tiendas de aplicaciones que quiera, y se permita mayor competencia y colaboración entre tiendas de aplicaciones. Ejemplo: una aplicación comprada en Google Play pueda ser portada a un Amazon Kindle.
Devolver el control de la plataforma a los usuarios a través de mejorar los márgenes con que fabricantes y desarrolladores pueden operar.
Es difícil saber si el plan de Google incluía una hoja de ruta hacia la situación actual: liberar Android, atrapar fabricantes, y poco a poco limitar más y más qué pueden hacer. En general, las aplicaciones de Google son muy buenas, y mucha gente optaría por comprar terminales que las trajeran por defecto, al igual que la Play Store. Eliminar estos puntos de los contratos con los fabricantes podría alejar a los fantasmas regulatorios de los sueños de Google. Es decir, el mercado seguramente acabaría optando por una situación similar. Pero por mérito propio de Google, no por contratos leoninos entre Google y sus socios.

Eliminar estas restricciones sería bueno para Google, fabricantes y consumidores. China es buen ejemplo de la diversidad de Android

De esta forma, ha evitado que sistemas operativos alternativos surjan de los propios fabricantes, y apagado la llama de otros. Sólo Samsung ha sido capaz de destinar cientos de millones durante varios años de investigación y desarrollo a Tizen, con irregulares resultados en smartphones. Hoy podríamos tener un escenario con mucha más elección real en sistemas operativos, así como tiendas de aplicaciones. En China, al no existir estas condiciones en los contratos con fabricantes —por motivos políticos—, han surgido muchas tiendas de aplicaciones y ha florecido un diverso ecosistema de versiones de Android. En occidente ha sido totalmente imposible.

En una situación menos cínica, Google ha sido víctima de su propio éxito con Google. Andy Rubin era un fiel proponente de un sistema operativo más liberalizado, pero lleva casi 2 años fuera de la compañía, ¿quién sabe qué ocurriría si Rubin siguiera a la cabeza?

(http://hipertextual.com/)